En los últimos años, se ha visto incrementado el número de pacientes jóvenes que padecen esta enfermedad. Antes, solo era habitual en la población adulta.
Esto es debido al exceso de bebidas acidogénicas y, también, al aumento del uso de productos de blanqueamiento dental sin control de un odontólogo.
La sensibilidad dental se caracteriza por ser un breve dolor, aunque muy agudo, que se produce en un diente en concreto o una zona determinada de la boca cuando los dientes entran en contacto con un estímulo externo.
Si no se trata de forma adecuada, puede repercutir en la aparición de patologías bucales como las caries o inflamaciones pulpares.
Causas
- Fuerza excesiva en la masticación, como por ejemplo los bruxistas.
- Patologías generales: estomacales, psicológicas, profesionales.
- Un mal cepillado dental y falta de higiene bucal: con fuerza excesiva, frecuencia inadecuada, pasta dental abrasiva…
- Las caries: cuando atraviesan el esmalte y llegan hasta la dentina provoca la sensibilidad delante estímulos térmicos.
- Las bebidas y comidas ácidas: ocasionan descalcificación o erosión del diente.
- Dientes rotos o astillados.
- Empastes desgastados: por la erosión con el cepillado y hace que la dentina vuelva a verse expuesta a la sensibilidad.
Todo esto, en la mayor parte de los casos de sensibilidad dental son los relacionados con la ingesta de comidas y bebidas frías. O bien, la originada por la comida o las bebidas muy azucaradas.
Medidas preventivas
- Evitar el consumo de bebidas y comidas ácidas: pautar unos hábitos saludables.
- Corregir mal hábitos como: el bruxismo, el uso de palillos…
- Instruirse correctamente en la higiene bucal: técnicas de cepillado adecuado y uso de una pasta dentífrica poco abrasiva.
- Uso de agentes desensibilizantes siempre con recomendación médica.
